Como cambia la cosa caballero, decía Juan Beato. Porque me pongo a ver con la comodidad que estudian ahora los estudiantes. Con una butaca para cada alumno, con su porta libros debajo y un lugar espacioso para escribir y hasta para hacer sus ¨chivos¨.
Miren cual era la butaca de nosotros; ese banco, como le llamábamos. Ahí nos sentaban de dos en dos, si habían pocos alumnos y tres si se ¨llenaba¨ el curso.
Como pueden ver, el espaldar de uno es el lugar donde escribe el de atrás, lo que significa que si el de alante se movía mucho, nos dañaba la escritura. Ahí comenzaba el primer pleito del día. Porque el segundo pleito era cuando el de atrás le escribía la espalda a quien le quedaba delante.
Estos bancos eran de madera fuerte y pesada, casi no se podían trasladar rápido de un lugar a otro.
Pero, pensándolo bien, era una estructura inteligente, aunque lo malo era que uno solo no servía para nada, a menos que se sentara delante y apoyara su cuaderno en las piernas.
En esos bancos me alfabetizaron la profesora Eneida Frías, Rina Ramírez de la Rosa, la profesora Fefita, Doña Vilma Simó, Roberta Castaños, María Elena José, Luis Felipe Franco, Santana Reyes, Duquela Peña, Chiche Romero, Toribio, Georgina Cambero, y otros tantos que pasaron por la Escuela Primaria.
Posted on 6:46:00 p. m. by Unknown and filed under
Cosas Raras,
Ministerio Educación
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