El fin de semana de las Mercedes, viví dos experiencias, que me hicieron reflexionar sobre la sabiduría de los pueblos. Primero observé como se desenvuelve hoy el área del mercado municipal; esto dista mucho, de los funestos tiempos del mal oliente mercado de Fantino. Como si la limpieza invitará a la decencia, los parroquianos se mueven en forma organizada, sin ver en el piso, los desechos de vegetales tirados, ni el plumero de los pollos regados en la calzada.

Reconocer la sapiencia de este pueblo que pidió a gritos por muchos años esta obra, coloca a Fantino entre los conglomerados humanos que con mayor certeza determinan sus necesidades.

Hay también que reconocer el empeño puesto desde el mas humilde trabajador hasta los diseñadores, constructores, las autoridades del cabildo y las instituciones colaborantes, que hicieron todo lo posible para construirla en el menor tiempo posible. Creo que se construyó tan rápido, y se publicitó tan poco, que nos no dieron tiempo a saborear la duda de:  ¿Como quedará? ¿Cuál será el primer disidente que se oponga a la obra? Serán los contribuyentes los que aporten la mayor partida, en fin tantas preguntas, que en principio le quitaron el gusto, a una construcción que la vimos discurrir sin darle la importancia que reviste para la comunidad, pero que hoy, nos coloca entre los municipios mas organizados, en lo que se refiere a la venta de alimentos a nivel de mercado público. 

También, desde la gradas, disfruté la fiesta que organizó Doña Mercedes García, para celebrar su acostumbrado cumpleaños. De verdad debo confesar que consideré en principio esta obra como no prioritaria para la comunidad de Piña Vieja, pero, verlos disfrutar su fiestas, en hermandad, sin distinción de ningún tipo, alegres, felices, me hizo entender, que a las comunidades hay que darles lo que estas piden, porque nadie mas que ellas conocen sus necesidades. Si le preguntan.? Como se disfruta una fiesta donde bailan otros. Yo le diré. Que recordar los tiempos mozos donde se bailaba en los clubes y en las casas de familias, me despertó la esperanza de seguir soñando un Fantino mejor.