Una Tarde Normal de Viernes Santo

Estas beldades disfrutaban el sabor de las habichuelas con dulce. En cada hogar que usted visitara hoy, de seguro que le ofrecían un vaso lleno, con su galletas flotando. Pero pensándolo muy bien, Soledad, Marleny y Pamela no me ofrecieron un chin.


Como no había piscina plástica, ellos decidieron salir a la calle con su manguera y una silla para acomodarse bajo el ardiente sol. Aquí el agua estaba más fresca que de costumbre. ¿Por qué ese gran deseo de bañarnos en público el viernes santo?

El tránsito local era muy tímido; solo algunos vehículos se movilizaron en el día. Todo parecía indicar que todos se habían ido de la ciudad.


Ellos si encontraron su piscina, lo que sí es verdad, que pasaban de las 8 de la noche y ellos se mantenían bañándose en medio de la calle. Es la tradición de los que se quedan en la ciudad.
Posted on 10:48:00 p. m. by Unknown and filed under | 0 Comments »

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