El Detalle de Isidro
Isidro Pichardo, siempre acostumbra a enviarnos un detalle cuando es diciembre cada año. Cuando no es una agenda personalizada, es un lapicero de exquisita presentación.
Eso lo agradecemos.
Pienso que es una amistad cultivada con la ausencia, pues, casi no nos vemos y se mantiene desde los tiempos que él bajaba desde la Tosú (Finca Tobia-Sucre) de San Miguel, cada tarde.
Cursábamos la escuela primaria en Fantino y jugábamos esos juegos que hacían de los recreos, la felicidad bajo el sudor y el ardiente calor, corriendo por media hora en la tarde.
Al final nos refrescábamos con esos helados de batata por valor de ½ chele colorao´ que nos pasaban por la nueva verja de la Escuela Emiliano Espaillat.
Los amigos de la niñez, son los amigos que perduran en nuestra memoria, como el mejor recuerdo de lo que no vuelve.
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