Por. Eury Siriaco

Cuando decides en tu vida motivar a otras personas para que entiendan que ellos son el principal motor de su propio crecimiento y desarrollo estas asumiendo un gran reto. Cuando nació en mí el deseo y la vocación de ayudar a otras personas a crecer siempre trato de sonreír, siempre me enfoco en las oportunidades que puedo encontrar en cada crisis que debo de enfrentar.

Me enfoco en ver a través de la neblina cuando algo me sucede, cuando siento que las cosas no están saliendo como esperaba me lleno de más valor. Es vital tener gran manejo de las emociones, de tu espíritu y tu razón para que una situación no te haga desistir.

Ahí es cuando el ser humano se convierten en un gran motivador, cuando es capaz de hacer lo que les pide a las otras personas que hagan, cuando ha vivido y enfrentado todo aquello que pronuncia constantemente.

Lo que expresamos y lo que decimos a veces es solo la punta del iceberg de todo lo que hemos vivido y todo lo que hemos tenido que enfrentar. En cualquier lugar hay grandes héroes haciendo de sus acciones ejemplos de vida, que posterior a su muerte seguirán causando impacto en otras generaciones.

El anonimato es su más grande cualidad, porque no busca reconocimiento y mucho menos halagos, simplemente busca dar su corazón a otras personas y llenar de bondad y amor todo lo que toca. La influencia de lo que hacen estas personas es tan fuerte como la acción misma, porque sin darse cuenta trasforman vida y se convierten en modelos y guías.

Todo eso fue algo que aprendí y profundice hace algunos días que viaje al Guayabal de Azua. Lo aprendí por observación y también por inducción de una de las personas que más admiro y respeto, porque de manera desinteresada contribuye al crecimiento de otras personas, mi preciado profesor Belarminio Ramírez.

Cuando las personas dan lo mejor de sí, y comparten su corazón con otras personas de manera desinteresada empiezan a transformarse en seres inmortales. Cuando estas personas dejan su cuerpo pasan a un plano superior de su existencia porque su espíritu, su fuerza y sus obras pasan a ser parte de las personas que han sido tocadas por ellas.

Es el llamado de Dios para que esa persona intensifique su influencia y haga de si un motivo de vida y de expansión de su obra, de su bondad y de su amor. Eso es lo que significó la partida de un gran ser humano, Maximina Morillo, que a pesar de que no tuve la oportunidad de conocerla puedo apreciar su bondad, su amor incondicional y su gran corazón a través de sus hijos.

Cada cosa positiva que hagamos en la vida es un aporte que estamos dando a nuestra sociedad, no hay que esperar tener un gran rango de influencia o tener una posición importante para aportar, lo podemos hacer desde cualquier lugar y en cualquier momento. Estos son los verdaderos héroes, lo que día tras día de manera natural suman a la humanidad con sus pequeñas acciones, y crecen y se elevan no porque sea su objetivo sino porque la misma humanidad lo necesita.