Le colocan un vaso con hermosas flores sintéticas y un velón encendido, aunque una degollada bombilla desvencijada le alumbre en la nocturnidad.

No tiene un pequeño templo como lo hacen en otros lugares, si no, un cuadro de hierro, con puerta, candado y una base de tela metálica.

No vemos la manera que tenga la imagen para poder ¨salirse¨ de su sitio de adoración. Y no creo, que sea para que no se lo roben, porque de qué valdría tener una ¨divinidad¨ robada en nuestra casa. ¿Nos concedería nuestras peticiones, sabiendo que ha sido robada?

No sabemos el costo de la imagen de yeso, ni de las flores y el vaso, pero hacer la estructura y pegarla allí, con un candado Yale, debe ser más costoso de lo que se pueda guardar dentro; como en este caso.