Usualmente las zonas turísticas con ofertas de playas o balnearios de ríos, tienen un flujo de personas y un movimiento inusual en sus cercanías. Pero en el largo trayecto y cada vez más cerca, se va notando a las personas que distribuyen la mercancía que se consume allí. 

El Abanico de Villa Riva, es un cruce muy comercial, que hace a manera de nudo que conecta a quienes se desplazan desde San Francisco, La Vega, Cotuí, Santiago y otras ciudades, cuando van rumbo a Nagua, Río San Juan, Las Terrenas, Samaná y otros pueblos turísticos.

Es una parada casi obligatoria para desayunar con queso de hoja, viandas, hielo y refrigerios. 

Al acercarse a la primera cafetería (Parada Jenny), muy cerca de los muros (policías acostados), encontramos siempre un grupo de mozalbetes vendiendo una especie de chulitos gigantes y pastelitos, a la intemperie. Corretean de un extremo al otro del muro, con los alimentos destapados, haciendo el papel de sombrilla de todo lo que va cayendo, incluyendo, por supuesto, la saliva de los que promocionan el producto. Lo hacen de manera reiterativa y se mueven muy cercanos a los vehículos que transitan. 

Es una zona que se va desarrollando, por la gran cantidad de personas que se abastece en el punto, pero la oferta de los productos a cielo abierto y con una energía que muchas veces provoca incomodidad a los conductores y pasajeros, no es recomendable para el turismo. Por eso, se debe comprar en las casetas establecidas con sus alimentos presentados adecuadamente.

De todas maneras; llegar al Abanico es refrescante, pues sea que vaya o venga, hace el alto en el camino y es una pausa que te fortalece y te orienta a pensar que ya vas por mitad del camino.

Como manera de información; si vas para Las Terrenas y zonas cercadas a esa ciudad, puedes cortar por el centro de Vila Riva y encontrar la autopista por donde te puedes desplazar más rápido y si quieres hacer otro corte por esa misma vía, sigue la ruta de los peajes que te llevarán más rápido a tu destino y con menos riesgos.